miércoles, 9 de mayo de 2007

Documentalista vs. Archivero: definiendo perfiles

Por fin creo que lo he entendido. Mira que llevo ya unos cuantos de años estudiando la carrera y no saber a estas alturas a qué se puede dedicar uno con la licenciatura de Documentación es un poco triste. No obstante, parece ser que no soy el único que se hace esta pregunta. Aquí mi reto era esclarecer las diferencias que hay entre un documentalista y un archivero y su relación con la gestión de la información (que se creían que el título del blog era una coña).
En fin, antes de nadar decir que evidentemente puedo estar perfectamente equivocado hay mucha más gente con más experiencia y que seguramente lo tiene bien claro. Aquí van mis nuevos descubrimientos:
  • Los documentalistas son los encargados de suministrar la información al usuario. En realidad su papel estaría más ligado al de bibliotecario, en cuanto a que su trabajo es el de ofrecer un servicio al usuario. Dentro de su labor estaría la de crear herramientas de recuperación de información, gestionar bases de datos, etc.
  • Por su parte, el archivero es aquel encargado de gestionar una colección en particular. Establecer los calendarios que marcan el ciclo de vida de los documentos y realizar la descripción de las series documentales que contiene su archivo.
Aquí la figura controvertida es la gestor de la información. ¿Qué es esto? ¿Una mezcla de los dos anteriores? ¿Otra cosa distinta? Bueno, pues en realidad (y aquí está mi gran descubrimiento) es una cosa distinta. Se trataría de una especie de asesor, lo que en el mundo periodístico se conoce como asesor de medios. Sería un tipo al que se le llama para que te monte el sistema de información y se largue.
Esta claro que quien más y quien menos que está en el mundillo sabe muy bien a qué se dedica cada uno y lo que hace. Pero como todas las carreras de letras y Ciencias Sociales, tenemos por un lado a los profesionales y por otro a los teóricos. Mientras que los primeros se dedican a trabajar y punto, los segundo se dedican a inventar nuevos nombres y a divagar sobre cómo se les debería de llamar a las cosas, es decir, a rizar el rizo. Está claro que es necesario un consenso terminológico. La cuestión es que, sobretodo en nuestra disciplina, esto suele dejar una sensación de incertidumbre a una persona externa. Un electricista es y será siempre un electricista y eso todo el mundo lo tiene bien claro aunque ahora le llamen técnico de lo que sea. Lo que pasa es que en esta profesión no se tiene claro qué es bibliotecario para empezar, de modo que todos esos cambios aumentan la incertidumbre y el empresario ya no sabe ni a quién contratar ni para qué era para lo que lo iba a contratar. De los posibles alumnos ya ni te cuento.
De hecho esa es la razón de la ausencia de alumnos en las aulas y de la amargura de muchos profesionales. La profesión, después de tantos años, sigue siendo una gran desconocida, en la licenciatura de Historia, por ejemplo (con perdón a los de Historia), las salidas son prácticamente nulas, sin embargo sigue habiendo estudiantes. ¿Por qué? Pues no porque la carrera sea increíble, sino porque saben lo que van a estudiar en ella. Ojalá pudiéramos decir lo mismo de ésta.

2 comentarios:

  1. Se que ha pasado casi un año desde la publicación de esta anotación, pero (perdón) no la había visto antes. Por eso, antes de dejar un comentario fuera de tiempo y de contexto, me gustaría que escribieras un nuevo post sobre el mismo tema para ver si a día de hoy tu visión sobre la función del archivero ha variado (o se mantiene). Espero tu respuesta a mi reto ;-)

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  2. Muy bien, pues acepto el reto y espero estar a la altura.

    Aunque, releyendo el post, creo que sí que podré aportar algo nuevo

    ;P

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