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martes, 28 de agosto de 2012

Otra vuelta de tuerca


A través de la lista SCHOLCOMM de la ALA he tenido noticia de la enésima iniciativa de las ya denominadas editoriales depredadoras o en inglés, predatory publishers para marear a los ya de por sí mareados investigadores. En este caso se trata de UNAIS: Unpublished Articles In Science, una revista electrónica que, según sus propias palabras:
“[…]is open to direct submissions of articles that have either been previously refused by peer-review journals or never submitted. The manuscripts can be rapidly published along with their original reviewer report, without the need to reformat them. UNAIS also provides the possibility to publish unfinished articles that have not been considered for publication.”
Es decir, que directamente se ofrece a publicar artículos rechazados hasta en el infierno e incluso sin tan siquiera estar acabados. Jeffrey Beall, bibliotecario en la Universidad de Colorado, especializado en metadata, ha sido el encargado en dar la voz de alarma indicando los peligros que este tipo de iniciativas pueden tener, especialmente para los investigadores más jóvenes. En España también Tomás Baiget se ha hecho eco de la noticia en la lista INCYT.
En su momento, mi colega Álvaro lanzó una serie de posts advirtiendo sobre este tema que no para de saltar a la palestra una y otra vez y yo mismo tuve mis más y mis menos con alguna de estas editoriales. Mucho daño están haciendo a mi parecer todo este tipo de iniciativas al movimiento del Open Access, pervirtiendo sin duda alguna su verdadero significado.

sábado, 8 de octubre de 2011

Las contradicciones del Open Access

Una extraña dicotomía está surgiendo en la comunidad científica. En momentos en los que toca apretarse el cinturón y justificar gastos en las bibliotecas universitarias se convierte cada vez más en una odisea, la convivencia de dos modelos de publicación, - acceso abierto y el modelo tradicional, - crea una tensión cada vez mayor entre editores, autores y bibliotecarios.

La entrada de Internet supuso una merma importante para las revistas científicas como el principal canal de comunicación científica. Repositorios, páginas personales y un medio más competitivo (en parte debido por las facilidades que el medio digital ofrece para la creación de nuevas revistas), pusieron en entredicho los precios por suscripción y el modelo de negocio. Escudadas en la afirmación de que son ellas, las revistas, las encargadas de preservar la calidad de las publicaciones científicas (una responsabilidad que tiene sus costes) y facilitando ciertas modalidades de acceso gratuito, establecieron una tregua temporal con sus principales clientes: las bibliotecas universitarias.

Sin embargo, los recortes presupuestarios han reavivado esas antiguas tensiones, si es que alguna vez dejaron de existir. Hace varias semanas, The New York Times puso de relieve esta delicada situación en la que se encuentran los editores, al tener que justificar unos precios desmedidos por ofrecer acceso a uno trabajos de investigación que no costean.

Pero parece ser que es imposible contentar a todos, las revistas que han optado por un modelo de acceso abierto, contentando así a sus clientes, han elegido como modelo de negocio el pago por publicación. El principal ejemplo es, cómo no, PLoS ONE, grupo editorial en el que hay que pagar miles de dólares para que un artículo sea aceptado para revisión. Una solución peligrosa que no convence a la comunidad científica, ya que pone en entredicho precisamente esa calidad que aseguran las revistas en sus publicaciones.

Se ve pues que la tensión entre bibliotecas, editores y autores será difícil de resolver y evidencia una vez más, la debilidad del sistema de publicación científica. Sin duda, será interesante seguir de cerca la evolución de estos modelos de negocio y el impacto que tenga el acceso abierto una vez llegue a implantarse de manera definitiva.

martes, 3 de agosto de 2010

Repositorios institucionales ¿modelo de éxito o de fracaso?

A lo largo de los últimos años, hemos vivido un boom en la aparición de repositorios institucionales por parte de las Universidades, llegando a convertirse en el nuevo estandarte del movimiento del Open Access. Sin embargo, y a pesar de la importancia y repercusión que parecen acaparar, su papel dentro del nuevo mapa de la comunicación científica, está lejos de ser evidente. Con unos objetivos tal vez excesivamente ambiciosos y dentro de un modelo todavía difuso, resulta complicado medir el éxito o fracaso de los mismos.

Recientemente, ha salido publicado un trabajo de Rodríguez-Armentia, N y Amat, CB (2010) en el que se cuestiona precisamente, la capacidad que tienen los repositorios institucionales para fomentar prácticas de acceso abierto, difusión y compartir entre investigadores. Los resultados de su estudio son aplastantes, solo el 5.31% de los documentos que se depositan para la libre disposición, se encuentran en repositorios institucionales.

Estos datos, un tanto deprimentes, no indican en cualquier caso que la creación de repositorios institucionales constituya una mala práctica, sino que el enfoque planteado hasta el momento no es el correcto. Y es que el objetivo de los repositorios institucionales debe ser otro y no el de convertirse en lugares de consulta para el investigador (que, por razones obvias, siempre se decantará por los repositorios temáticos y los portales editoriales, si es que aspira a mirar más allá de Google Scholar, el gran beneficiario del Open Access), y éste debe ser el de servir como herramienta para que la propia institución pueda controlar su producción.

Kim, J (2010) trata el tema de las motivaciones que llevan a los investigadores a compartir o no sus documentos en acceso abierto, algo muy esclarecedor sin duda para analizar la importancia que éstos le dan este tipo de iniciativas:

  • Factores positivos. Altruismo, una cultura autoarchivo, habilidades tecnológicas y la percepción de que no afecta negativamente a la promoción ni a la permanencia en el puesto de trabajo
  • Factores negativos. La edad, los derechos de autor y la pérdida de tiempo que supone

Especialmente interesante me parece el último factor positivo, el hecho de que perciban el acceso abierto como algo “que no afecta negativamente” no se sabe si es positivo o negativo, ya que no acaban de declarar explícitamente el  Open Access como algo beneficioso. Por otro lado, los factores negativos no son nada nuevos: los derechos de autor siguen siendo uno de los principales motivos que desmotivan a los investigadores a la hora de compartir, junto a la barrera generacional y la falta de convencimiento.

En conclusión, el movimiento del Open Access parece haber llegado para quedarse, sin embargo, sigue sin estar claro cómo debe de funcionar el nuevo modelo de publicación científica en el que sin duda, las revistas seguirán jugando un papel crucial.

Kim, J. Faculty Self-Archiving: Motivations and Barriers. Journal of the American Society for Information Science and Technology. 2010 Accepted Online first

Rodríguez-Armentia, N.; Amat, C.B. Is it worth establishing institutional repositories? The strategies for open access to Spanish peer-reviewed articles. Learned Publishing. 2010, 23 (3): 193-208