Desde hace un año guardo en mi lista de favoritos un fascinante artículo de Wired sobre Wang Xiaoning, no sé si conocen el caso, un disidente chino que se comunicaba con sus compañeros a través de una cuenta de correos de Yahoo! y que fue detenido y encarcelado por el gobierno previo chivatazo de Yahoo!, al igual que este sonado caso también están los de sus compañeros Shi Tao y Li Zhi . La encarcelación de Wang Xiaoning fue en 2002, no fue hasta 2007 y en Estados Unidos cuando su mujer pudo denunciar a la compañía por desvelar información privada.
Y es que el desarrollo de Internet, las indudables oportunidades de comunicación que ofrece y los beneficios que éstas conllevan (como publicidad, promoción, etc.) llevan consigo ligada la necesidad de ofrecer datos personales que pueden acabar volviéndose en nuestra contra. Ahora con las redes sociales, el problema se acrecenta y las alarmas se disparan. Está el bochornoso caso del hijo de un político mexicano al que pillaron in fraganti gracias a unas fotos colgada en Facebook.
Pero si bien estos casos son extremos, las redes sociales suponen una amenaza ya que hacen públicos datos considerados confidenciales. Sí que se suele afirmar que el usuario lo hace plenamente consciente y por voluntad propia, pero ¿es esto suficiente? Las redes sociales son pocas y muy grandes por lo que la cantidad de información que contienen es muy importante. De hecho, no sólo tienen un gran valor comercial, sino también de investigación sociológica y está suscitando mucho interés.
El debate está servido y parece que va a dar mucho de qué hablar.
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