Tras participar en el congreso Umbrella 2011 el pasado miércoles con todo este asunto de los bibliotecarios integrados en los grupos de investigación, he recibido bastante feedback como para darme cuenta de que hay evidencias en el interés de este perfil y que hay serias cuestiones que deben ser tratadas para que pueda implantarse.
El interés que despertó la sesión y sobre todo mi intervención (algo que no esperaba en absoluto) evidencia la existencia de una necesidad a la hora de ofrecer un mejor servicio a los investigadores y el desconcierto a la hora de plantear cómo afrontar estas nuevas demandas.
En primer lugar, el tema de la financiación es clave, no obstante, parece que se puede superar, ya que como se demuestra en muchos casos (en nuestro caso por ejemplo y al que me refiero en las últimas diapositivas), son los propios grupos de investigación los que se encargan de financiar la creación de estos puestos.
La otra cuestión clave y, en mi opinión, la más complicada, es la de la formación. El hecho de que quede la duda de si es el bibliotecario (o más bien el profesional con estudios en Documentación) la persona idónea para cumplir este rol, es preocupante. Si bien es cierto que es necesario conocer a fondo el modus operandi del investigador, no tengo tan claro que investigadores de otras disciplinas manejen mejor que nosotros las herramientas necesarias (o al menos que tengan la misma habilidad que nosotros para dominarlas rápidamente). Pero está claro que algo falla cuando se pone de relieve el hecho de que muchos bibliotecarios sean incapaces de hacerlo. El debate está abierto.
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