martes, 27 de marzo de 2007

Las 4 razones por las que no está reconocido el documentalista

  1. No se sabe para qué sirve. Aunque sí es cierto que cada vez se va oyendo más la palabra documentalista, es bastante común ver al documentalista desempeñando funciones que no les corresponden y ver a otros profesionales desempeñando las labores propias del documentalista. Esto se debe a que aún los empresarios no saben a ciencia cierta en qué manera puede beneficiar a su negocio tener a un documentalista en plantilla.
  2. Sólo sabemos quejarnos. Al contrario que aquellos a los que llamamos injustamente intrustas (véase informáticos, archiveros, etc.), los documentalistas nos hemos dedicado a reivindicar la posición que creemos nuestra por derecho sin demostrar que nos la merecemos ni indicar (y no teóricamente, sino en la práctica) lo rentable que puede llegar a ser nuestro trabajo.
  3. Tampoco nosotros sabemos exactamente lo que somos. Es curioso escuchar a muchos profesionales sobre las tareas que realizan, pues normalmente las confunden con las propias de un archivero o incluso de un biblotecario. Los límites entre estos tres profesionales que, a pesar de tener muchos puntos en común, desarrollan actividades muy diversas, aún no están bien demarcados.
  4. No nos subimos al carro de las tecnologías. En contra de todo pronóstico, muchos de los profesionales somos todavía muy escépticos a la hora de implementar las nuevas tecnologías en nuestro trabajo. En mi opinión se trata de un lastre que arrastramos desde nuestros primeros años de formación. La Licenciatura en Documentación llama de manera poderosa a la gente de letras, al contrario que otras como la Traducción que atrae tanto a científicos como a lingüistas, lo cuál repercute en la orientación que se le dan a nuestros estudios universitarios, en los que no se hace tanto hincapié en este aspecto. Es necesaria una mejor formación en Informática y TICs.

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