domingo, 1 de abril de 2007

El título ilustrativo

Tengo la odiosa costumbre de mirar cada dos o tres días mis estadísticas. Sé que es lo peor que uno puede hacer para deprimirse, pues es el gran momento en el que te das cuenta de que lo que dices no tiene interés ninguno. No obstante, no puedo remediarlo. Lo más me llama la atención es la parte esa donde aparecen los enlaces por los que la gente llega al blog y las palabras que utiliza en el Google para acceder a él.
Resulta bastante curioso ver que, en muchos casos, la gente accedió a entradas donde no estaba la información que ellos buscaban y lo hicieron por que las palabras que utilizaron coincidían con los títulos que yo utilicé. A partir de ahí empecé a darle vueltas al coco y pensé que tal vez muchas de mis entradas hubieran obtenido muchas más visitas si hubiera utilizado un título que plasmara mejor el contenido del post. Claro, todo esto ocurre porque Blogger utiliza xml, de modo que considera mucho más relevantes las palabras que contiene el título que las que hay en el contenido, pensé, lo que hace que, suponiendo que este blog fuera la leche, alguien que buscara en Google definiciones de la Web 2.0 por ejemplo, jamás accedería a esta entrada precisamente porque el título no tiene nada que ver con el contenido.
Y dando vueltas al tema, me dije, y qué pasa con los títulos literarios. Tal vez esa sea la razón de que mi blog vecino sea un completo fracaso (a parte de que es bastante cutre, lo reconozco).
Está claro que el lenguaje xml es un avance respecto al html, pero también es cierto que no es tan bueno como cabría pensar de cara a la recuperación de información. No es una queja, simplemente es una matización.
Es lo que tiene darle vueltas al coco, que uno acaba con dolor de cabeza.

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