jueves, 20 de septiembre de 2007

El canon entra en política

Resulta muy espinoso el tema éste de los derechos de autor y, aunque a priori resulta fácil formarse una opinión al respecto, todo apunta a que se trata más de una cuestión económica que de una cuestión trivial. Que los autores cobren dinero por documentos (mejor que libros, ¿no?, estamos en la era digital) que no venden, sino que son susceptibles de ser copiados o expuestos, resulta un despropósito a todas luces. Tratar a los ciudadanos como delincuentes de antemano haciéndoles pagar por algo que no han hecho y que, aún haciéndolo, habría que ver hasta qué punto es perjudicial para los autores, resultar intolerable. De hecho, ya se ha dicho muchas veces que desde que el P2P está a la orden del día, la asistencia a conciertos ha aumentado considerablemente en España. Por otra parte, habría que preguntarse si la cultura es gratuita o no. Puesto que si los escritores cobran (que más bien son las editoriales), los "artistas" cobran, los traductores, los directores de cine, las discográficas... Habría que preguntarse por qué no cobra Calatrava un incentivo por la cantidad de personas que admiran, pisan y fotografían sus edificios, que son verdaderas obras de arte.
En fin, dejando de lado estas cuestiones, hoy me encuentro con que ahora y para rematar, el canon no sólo va seguir dando bombo en Internet y en las bibliotecas, sino que ahora también entra en política. Rajoy ha decidido convertirse en abanderado del pueblo y luchar contra un canon indiscriminado. Estamos en precampaña, es el momento de soltar promesas y críticas a diestro y siniestro, pero que un tema tan serio como éste se convierta en arma arrojadiza, ¿resulta realmente beneficioso?

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