Hace ya unas cuantas semanas, el @rchivista, Paco Fernández, me sugirió que escribiera un post dando mi visión sobre la función de los archiveros. Como si nada. Hay que decir que esto se debe a una entrada que publiqué hace casi un año en la que pretendía establecer diferencias entre las labores del documentalista y las del archivero.
Bueno pues, a día de hoy lo tengo menos claro que entonces. Los límites se desdibujan cada vez más. Y no sólo me ocurre con perfiles como el de documentalista o el de archivero, sino también con el de bibliotecario, uno que creía tener bien claro. Hablando con un americano, éste me preguntó a qué me quería dedicar cuando acabara la carrera. Rápidamente le contesté: "documentalist", haciendo uso del universal spanglish. El pobre, que no sabía a qué me refería, balbuceó un par de excusas cortésmente pidiéndome que entrara en detalle. 'Sí, ya sabe, el que gestiona la documentación dentro de una empresa y satisface las necesidades de los trabajadores'. '¡Ah!' exclamó satisfecho, '¡Como un bibliotecario que trabaja para una empresa privada!' Yo me quedé atónito. Al ver cómo metía la pata con mi documentalist intenté rápidamente arreglarlo y justo cuando iba a cambiarlo por archivist saltó con lo del bibliotecario de empresa.
Encima, para ahondar más en la herida, me encuentro con este mensaje de Carlos Flores Varela en IweTel:
Sólo una pequeña reflexión muy personal [...].Soy archivero desde hace diecisiete años, o al menos me pagan por serlo, y en este tiempo he llegado a tener dudas sobre qué es exactamente un archivero. Pero he llegado a un convencimiento personal sobre lo que no es: un archivero no es un bibliotecario ni un documentalista [...]. Con todo el respeto del mundo a los que piensen de otro modo, yo no me considero capaz en modo alguno de dirigir con un mínimo de eficacia ni siquiera una biblioteca de una Facultad de la Universidad en que trabajo, y mucho menos una biblioteca municipal o un centro de documentación de una institución científica. Me consta (por motivos que sería prolijo exponer aquí)que un sentimiento recíproco comparten muchos bibliotecarios. Es cierto que entre archiveros, bibliotecarios y documentalistas existen más puntos en común que entre cualquiera de nosotros y un físico nuclear, y que un titulado en biblioteconomía y/o documentación debe tener ciertas nociones de archivística que no necesita un filólogo. [...] Conozco bibliotecarios "reciclados" en archiveros, e incluso algún caso a la inversa, del mismo modo que un ingeniero de montes podría reciclarse en ingeniero agrícola si quisiera o no tuviese más remedio. Pero una cosa es adquirir nuevos conocimientos u orientar nuestra formación continua, y otra cosa es meternos a todos en el mismo saco.
Cuando recibí el comentario de Paco, y tras reflexionarlo un poco, decidí escribir el post hablando de cómo confluyen cada vez más estos tres perfiles, gracias sobretodo al uso de las nuevas tecnologías que crean fenómenos muy similares como Biblioteca 2.0 o Archivo 2.0. También pensaba mencionar el hecho de que poco a poco archivero va dejando de ser sinónimo de formación en Historia, puesto que tengo la impresión de que las empresas se están dando cuenta de la importancia de gestionar la información que producen desde el primer momento (siguiendo con el ciclo de vida de los documentos). Pero claro, si te llega un archivero con 17 años de experiencia y te dice que no sólo tiene serias dudas acerca de cómo debe ser un archivero sino que además, no es lo mismo que bibliotecario y documentalista ni mucho menos, entonces... no sé.
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