domingo, 6 de junio de 2010

Descubriendo Mendeley

Hace ya bastante tiempo que está el blog algo abandonado, debido en gran medida a que tengo otros quehaceres que ocupan mi tiempo (buena noticia sin duda, cuando alguien deja de actualizar el blog, significa que tiene cosas más interesantes que hacer). Pero puesto que es tarde de domingo y hace un calor terrible, aprovecharé para hablar de mi último gran descubrimiento tecnológico (ya que todos están con el iPad, no vamos a ser menos aquí, eso sí, con nuestras limitaciones presupuestarias).

imageEn plena recta final de máster y produciendo un trabajo de máster al día prácticamente, de repente me vi atosigado por tanto artículo y tanto pdf. Tras mis fallidos intentos por incorporar a mi rutina diaria el uso de un gestor bibliográfico y ya que aquel curso que en su día anuncié fracasó lamentablemente, me encuentro con Mendeley. Lo encontré de la mano de esta presentación de Julio Alónso-Arévalo en la que explica su funcionamiento.

En primer lugar, lo que me hizo declinarme por este software fue que no hacía falta tener Mozilla Firefox, durante un tiempo estuve utilizando Zotero, no sé si algún día iba a mirar la colección que ahí se almacenaba, pero al menos tenía la sensación de que no se perdía. Sin embargo, hace ya algún tiempo que me pasé al Chrome y, aunque Google tenga más información sobre mí que Hacienda, me siento mucho más cómodo y va bastante más rápido (al menos no tarda siglos en arrancar). El segundo requisito imprescindible era que no hiciera falta más que pulsar un botón para descargarme los registros sin tener que estar importando y exportando, algo que también ofrece Zotero y que se ha convertido en imprescindible.image Además, al no tratarse de una extensión y sí de un programa, te permite (y esto se convirtió en definitivo en mi caso) organizar y enlazar los registros a los pdfs que tengas en el ordenador, de manera que no hace falta que tengas carpetitas bien ordenadas por fecha, tema o por lo que sea que ordenes en tu caso tu bibliografía, puedes amontonarlas todas en una misma carpeta con nombres indescifrables, qué más da, puesto que se accede desde el mismo software a las carpetas.

image  Sin embargo, el toque definitivo y lo que ha hecho que, no solo haya logrado ordenar mi bibliografía, sino que además la utilice y acuda regularmente a ella, fue descubrir que arrastrando los propios pdfs al software, éste lee los metadatos de los mismos y los incorpora automáticamente. Un ejemplo es el registro que aparece en la imagen superior. Y no sólo eso, también captura las referencias del artículo. Una herramienta muy útil para estudiantes y profesores que no sólo se limita a hacer las tareas propias de un gestor bibliográfico sino que incorpora opciones tremendamente interesantes. Aquí muestro algunas de ellas, pero echádle un vistazo a la presentación de Julio o descargároslo y probadlo. Sin duda, muy bueno.

2 comentarios:

  1. ¿Y las opciones de exportación? Lo digo para su explotación como software bibliométrico (para exportar datos a access y cosas similares).

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  2. Bueno, la verdad es que no he ahondado en esas cuestiones, aunque sería ciertamente interesante, ya que de momento parece imposible destronar a nuestro ya caduco Procite :)

    Por lo pronto, se puede importar y exportar formato RIS y hay cierta flexibilidad en cuanto a los campos que aparecen en la plantilla, aunque sigue siendo algo rígido.

    Curiosamente hoy he estado hablando con un compañero sobre gestores, él está jugueteando con Endnote y dice que poco a poco están incluyendo las bondades que nos aporta Procite, así que sería interesante echarle un ojo.

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