Ya es harto sabido que negocio que entra en Internet, negocio al que la ley del 98% absorbe. Sin embargo, esta tendencia que hasta ahora era algo intrínsico de la web, está empezando a expandirse fuera de ella. Hace un par de semana aparecía un artículo en Babelia sobre la proliferación de pequeñas editoriales. Fuera de lo que pudiera parecer, muchas de estas pequeñas editoriales eran ya negocios más o menos estables. La digitalización a la hora de publicar un libro ha supuesto una reducción de costes muy ventajosa para el pequeño comerciante. Pequeñas tiradas con pocas ventas son suficientes para que los editores puedan mantenerse en el mercado. Todos venden. Poco, pero venden. Al fin y al cabo es de eso de lo que se trata.
'Es como quien escribe una carta a los Reyes Magos. Nos preguntamos: ¿qué nos gustaría leer que no esté en castellano? Esto. Compramos los derechos y lo traduciemos', afirma uno de los pequeños editores. Y es que los nichos de los que hablaba Anderson surgen por doquier.
Ya el negocio no es de unos pocos, de hecho cualquiera puede hacer negocio dentro de la larga cola. Sólo hay que ofrecer algo que no ofrezcan los demás. Que no sea muy popular o que sólo les guste a unos pocos deja de cobrar importancia.
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