lunes, 14 de septiembre de 2009

Barreras difusas

El NYTimes publica un interesante artículo titulado "A Legal Battle for Lawyers", en la que pone en evidencia el dilema ético que representa la red social para los abogados. Internet ha supuesto fuertes transformaciones sociales y económicas: un cambio de modelo de negocio a raíz de la larga cola, un nuevo concepto de compartir, la necesidad de la inmediatez y la conexión permanente al mundo.

Mucho se ha discutido acerca de los derechos de autor, las licencias, la música compartida y los cánones impuestos para "proteger" estos derechos. El caso más reciente ha sido la amenaza de la SGAE con denunciar a la Asociación de Vecinos del Zaidín por no pagar por los conciertos gratuitos que ofrecen durante las Fiestas del Zaidín en Granada. Sin embargo, esta nueva aproximación sobre las consecuencias negativas de las redes sociales y de las nuevas formas de comportamiento surgidas a raíz del desarrollo de Internet, resulta bastante novedosa.



Sean Conway, abogado de profesión en Florida, se despachaba a gusto de una jueza a la que consideraba incompetente en un caso llamándola "bruja injusta y malvada"; Kristine A. Peshek se refería al juez instructor como el "juez sin idea" al absolver a un drogadicto confeso que mintió durante su interrogatorio para luego retractarse. Además, no solo eso, sino que en ambos casos daban datos confidenciales de los casos para sustentar sus argumentos. Esta falta de sentido de la privacidad y de juicio a la hora de expresar opiniones que no deberían hacerse abiertamente, desvela una tendencia entre los más jóvenes que se agudiza entre los profesionales del derecho. Según una encuesta de la base de datos LexisNexis, el 86% de los abogados entre 25 y 35 años pertenecen a alguna red social. Al tratarse de nativos digitales, su concepto de privacidad es mucho más suave y no son tan cuidadosos a la hora de expresar sus opiniones o al hablar del trabajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario